Opinión

Adiós, Libro de Familia

Fernando Ónega
Fernando Ónega

Viernes 30 de abril de 2021

ACTUALIZADO: Viernes 30 de abril de 2021 a las 9:53H

2 minutos

 

La digitalización es un tsunami y más que lo será cuando se cumplan todos los objetivos del Plan de Resiliencia que el gobierno envía hoy a Bruselas en busca de los 140.000 millones. La digitalización cambia nuestra vida, nuestras costumbres y algo que ayer era el sumo de la modernidad es hoy una antigualla. Y la digitalización se lleva con las lluvias de abril una de las instituciones más consolidadas y cuidadas: el Libro de Familia. A partir de ahora sigue siendo legal, pero ya no se inscribirán en él los niños que puedan nacer ni los matrimonios que podamos celebrar. Hoy, 30 de abril de 2021, es sustituido por una base de datos virtual. ¡Qué nostalgia! En todas las mudanzas que hice en mi vida he perdido algo, pero jamás el Libro de Familia. Cuando lo necesitaba porque era joven y me lo pedían en los hoteles por aquello de evitar el pecado, no lo tenía. Ahora que no tengo pinta de llevar un ligue, en ningún hotel me lo piden. Ya lo dije alguna vez: suprimieron el Servicio Militar cuando ya lo había hecho; autorizaron el divorcio cuando ya me había separado; y  ahora eliminan el Libro de Familia cuando ya no me lo reclaman. Pertenezco a una generación que llega tarde a todo. Espero, querido señor Escrivá, no llegar tarde también a otro destino que se llama pensión.

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