Los datos y previsiones económicas causan escalofríos. Según la OCDE, solo Argentina sufre una recesión peor que la nuestra. Según el Banco de España, la crisis se llevará por delante al 10 por ciento de las empresas y acercará a la insolvencia a cerca del 20 por ciento. En el sector de ocio y la hostelería, el cierre puede ser del 30 por ciento. La mitad del tejido empresarial está en pérdidas y sobrevive gracias al crédito, a los ERTE y al sacrificio de los propietarios. Las organizaciones de autónomos lanzan señales de alarma. Y, según el presidente de Cepyme, la pequeña y mediana empresa está pensando cuándo cierra. Esas son las últimas noticias antes de conocerse el dato del paro de noviembre. Las leo y busco en las páginas de información política alguna referencia mínima. No la encuentro. Los políticos en el poder y sus socios están en otras guerras suyas: en ver cómo disimulan el control de los jueces, en pedir indultos, en proponer ocurrentes reformas legales o en jugar con la Constitución. Y la oposición, a verlas venir: solo alguna denuncia y ni una propuesta de solución. Y después se quejan del desapego popular.