Desde hace mucho tiempo venimos denunciando la manida utilización, absolutamente interesada, sesgada y arbitraria que se hace de la demografía. Esta utilización lo mismo sirve para empobrecer las pensiones y finalmente privatizarlas, que para dar por muerto definitivamente al sistema público de salud o crear listas de espera interminables para acceder a la dependencia.
La culpa siempre la tiene el envejecimiento de la población, y es cierto que cada día que pasa vivimos más años y esto creo que es de agradecer, no conozco a nadie que quiera morirse con 14 o 15 años, aunque bien visto acabaríamos con el problema del envejecimiento del mundo global, creo que debemos agradecer a los avances científico técnicos, a la medicina, la nutrición… y como no a las mejoras que se han producido en el modo de vida de las personas y las conquistas sindicales y sociales logradas tras muchos años de lucha, debemos agradecer el que hoy podamos disfrutar durante un periodo de tiempo más largo todos estos avances.
Por tanto, nuestra preocupación no es el envejecimiento de la población, nuestra preocupación se centra en cómo llegamos a esta nueva fase de nuestra vida, la que denominamos vejez, nos preocupa qué políticas desarrollan nuestras administraciones para llegar de la mejor forma posible, el envejecimiento es imparable y este se producirá sí o sí, la cuestión es que hacemos para que nuestro porvenir, nuestro futuro, sea lo más apacible posible.