Opinión

Presente indiscreto

Antonio Campos
Antonio Campos

Foto: Bigstock

Viernes 10 de septiembre de 2021

1 minuto

Éramos muchos, todo un pueblo. Habíamos atravesado un espeso bosque con plantas y árboles que proyectaban una placentera sombra de forma permanente; una tupida selva en la que era muy difícil abrirse paso, siempre en penumbra, atravesando lagos y rodeados de enemigos al acecho de cualquier error por nuestra parte; llegamos a una sabána de helechos jugosos, aterciopelados, placentero transitar después de tantas penalidades, hasta llegar a encaramarnos a un collado que, tras el esfuerzo de superar sus cuestas y desniveles, nos pareció la tierra prometida, cómoda, tranquila, inmensa huerta con alimentos básicos en su punto de recolección. Todos, varones y hembras, sin distinción, corríamos en pos de tan ansiado ideal conseguido. De pronto el hombre, tumbado al sol, sudoroso y molesto con el picor de nuestras patas, golpeó su pecho con la mano abierta y fue el final de mis compañeras hormigas.