Joaquín Ramos López
Opinión

Unos apuntes sobre disfunciones urbanas

Joaquín Ramos López

Jueves 3 de noviembre de 2022

3 minutos

Unos apuntes sobre disfunciones urbanas

Jueves 3 de noviembre de 2022

3 minutos

A las madres educadoras les ha preocupado de siempre que sus hijos cumplieran con unas normas consideradas de buenas costumbres entre las gentes de bien. Los maestros de escuela primaria completaban la educación explicando en clase Urbanidad.

Sé que ningún cambio o modernización social advenido hasta la actualidad ha corregido tal propósito, pero algunas reformas legales y convivencias flexibles han introducido nuevos perfiles algo laxos.

Debe ser influencia del anunciadísimo “metaverso”, de la magnífica aportación de la impresión en 3D o del gusto de aplicarse a una práctica personal de la “razón de la sinrazón”, pero muchos moradores y también forasteros se comportan contra natura.

A menudo compruebo cómo grupos de jóvenes, cerca de sus institutos, hablan y comen sentados en la acera. O esperan a su cita sentados en el suelo al lado del sitio fijado. Incluso se sientan y miran su móvil desde el suelo del vagón del metro.

En algunos bancos del parque es normal encontrarse con alguien que ha decidido sentarse en el borde del respaldo y apoyar sus pies en el lugar del asiento reservado a los glúteos. 

He visto como algunos niños, de los que ya van solos al colegio y usan el autobús, se sientan sobre los espacios interiores de los guardabarros, encaramándose como expertos saltimbanquis.

La copia de costumbres de otras culturas junto a la permisibilidad mal entendida de las nuestras, están suponiendo alteraciones significativas en el aprecio de conductas hasta hace poco mal vistas. 

Pienso en el griterío de algunas conversaciones callejeras, por ejemplo. En el ulular y silbar para mostrar satisfacción en espectáculos y platós de televisión. En no guardar silencio y recato en velatorios y hospitales.

También es lamentable la falta de uso de las papeleras públicas y observar cómo son despreciadas tirando al suelo envoltorios, latas y restos varios, incluso comida, estando aquellas a la vista.

Qué podemos decir de esa actitud carente de cuidado y hasta agresiva en el trato de servicios públicos de higiene, de expendeduría de consumibles, de cartelería callejera emborronada.

Y qué hemos hecho del respeto de ceder el paso en un encuentro entre peatones o de dar preferencia a estos por parte de bicicletas y patines. O el desdén negando la disculpa ante el tropiezo.

Resulta curioso comparar situaciones iguales en estados diferentes como el uso obligado de las mascarillas frente al COVID. En el bus la llevan todos los pasajeros (el conductor controla) pero en el metro (pese a la insistencia por megafonía) la mayoría no hace caso.

Al parecer, jóvenes y adolescentes se sienten cansados de tanto estrés (¿?); que muchos son los urbanitas de toda edad remisos en acatar las ordenanzas municipales y asumir que todos somos igual de merecedores de consideración. En fin, que casi todos necesitamos control y una colleja para portarnos correctamente.

Nuestros mayores tienen que ver con satisfacción y no lamentarse  si las maneras de convivir se actualizan. Ahora bien, para conservar la bonhomía que ha adornado de común las relaciones sociales de nuestras gentes, mucho estimo que habría de darle un par de vueltas con suave fuego purificador a determinadas modernidades.

Sobre el autor:

Joaquín Ramos López

Joaquín Ramos López

Joaquín Ramos López es abogado y autor del blog Mi rincón de expresión.

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