Opinión

La bragueta y la vida

Fernando Ónega
Fernando Ónega

Martes 15 de junio de 2021

1 minuto

Hay un cura canario, de nombre Fernando Báez, que viste de amarillo según las fotos publicadas y que ayer escandalizó al mundo: publicó en Facebook una reflexión presuntamente religiosa en la que culpa del asesinato de las niñas de Tenerife a las rupturas matrimoniales, las infidelidades y la “entrega de los hijos de un padre a otro”. De acuerdo con esa filosofía, la culpable del horrendo crimen vendría a ser la madre de Anna y Olivia y el asesino, Tomás Gimeno, la “primera víctima” (así lo define, Dios mío) del siniestro asesinato, que también se quitó de en medio para no sufrir más. Nunca pensé que se pudiera escribir algo así. Pero mucho menos pude pensar que lo pudiera decir un cura que probablemente conozca los Mandamientos de la Ley de Dios entre lo que hay uno que manda expresamente: “no matarás”. He aquí la consecuencia de una moral que antepone la bragueta a la vida, como tantas veces hicieron las sotanas. He aquí el caso visible en que se cumple la advertencia de Jesucristo: “¡Ay de aquel que escandalizare…!”