Fernando Ónega

Lunes 1 de febrero de 2021

2 minutos

 

Durante las próximas dos semanas, la política tendrá un nombre: Cataluña. Las elecciones del día 14 no serán unas elecciones más. Los catalanes decidirán si dan por superado el procés o vuelven a él con más intensidad. Demostrarán si, además de una prevista mayoría parlamentaria secesionista hay también una mayoría social, con más del 50 por los votantes que respaldan la utopía de la república catalana. Pondrán en juego la solidez del gobierno español, porque no es lo mismo gobernar con el apoyo estable de Esquerra que estar en la cuerda floja de los apoyos ocasionales. Pedro Sánchez, además, se empeñó tanto en Salvador Illa, que será suya su victoria o su derrota. Se consolidará o entrará en crisis el liderazgo de la oposición, es decir, del PP, según que derrote a Vox o sea derrotado por este partido. El centro dependerá de la magnitud del desaliento que reciba Ciudadanos. E incluso el sistema político se verá afectado, porque el independentismo ha declarado su hostilidad a la monarquía. Son tantas las partidas que se juegan, que no parecen unas elecciones autonómicas. Hay elecciones generales en las que no se juega tanto el futuro de todo el país.