Opinión

La maldad hecha mujer

Fernando Ónega
Fernando Ónega

Miércoles 15 de julio de 2020

ACTUALIZADO: Miércoles 15 de julio de 2020 a las 9:45H

2 minutos

 

Impresionan las cosas que una señora llamada Corinna zu Sayn Wittgenstein, también conocida como Corinna Larsen, va diciendo por ahí de quien fue nuestro rey Juan Carlos. Es tan ingenua que se confiesa ante Villarejo en un almuerzo privado, sin saber que Villarejo lo grababa todo y después lo suelta todo cuando conviene a sus chantajes, sin distinguir si es verdad o mentira. Es tan mal intencionada, que se une a Villarejo en su cruzada contra el anterior director del CNI, a quien ambos odian cordialmente. Es tan insensata que intenta poner en valor su información privilegiada, supongo que obtenida al calor de una alcoba. Es tan resentida, que odia a quien tanto le regaló, tantas puertas le abrió y tantos amores le dio, por el hecho de que un día se rompió esa relación. Y es tan malvada que no le importa echar toneladas de basura y maledicencias sobre la persona que le entregó su corazón. Nadie sabe por qué hace eso. A lo mejor tiene la ambición de pasar a la historia como la mujer que tumbó la monarquía en España. O a lo peor tienen razón los clásicos: no se puede atribuir a la maldad lo que se puede explicar por la simple estupidez.