Noticia de La Voz de Galicia: 32 residencias de mayores, expedientadas y una cerrada en cuatro años en las provincias gallegas. Es una información frecuente en toda España. Muchas residencias distan mucho de ser un hogar. Unas veces superan el número de plazas. Otras carecen de personal. Casi siempre se encuentra desatención a los internos. Y no es difícil recordar casos de maltrato. Un balance lamentable. Aplaudo por ello los expedientes, las sanciones y los cierres justificados. Y propongo esta reflexión: si alguien abre una residencia de mayores, se le supone una cierta vocación altruista. Si solo lo hace por beneficio, estará dispuesto al recorte de gasto. ¿Perjudicados? Los residentes. Los indefensos. Pido más inspección y lanzo un mensaje a los hijos: igual que las mujeres maltratadas, no tengáis miedo a denunciar.