Opinión

La señora del cava

Fernando Ónega
Fernando Ónega

Lunes 9 de septiembre de 2019

1 minuto

Este verano me fascinó una señora fantástica. Me interesé por ella una tarde que la vi tomándose un vino en la terraza del hotel. Hablaba por teléfono con alguien a quien aseguraba que no había probado el alcohol en todo el mes de agosto. Al día siguiente la vi en el desayuno: iba como una estrella de cine, elegante y con una pamela que parecía una maceta de flores. De bebida no tomó un zumo, tomó su copa de cava. Y así la contemplé todos los días: sola, con su móvil y su colección de pamelas, siempre impecable. Entendí que había resuelto el drama de la soledad. Mentía en lo del vino, pero a mí me pareció una dulce mentira. Calculo que había cumplido los 90 años. Desayunar con cava a esa edad me pareció envidiable. Sueño con envejecer y mentir como aquella señora.