Las libertades y la salud

El CIS (Centro de Estudios Sociológicos) acaba de hacer una interesante encuesta sobre las medidas adoptadas contra el Covid. Los resultados son sorprendentes, al menos para este cronista. Resulta que la mayoría de los consultados (el 60 por ciento) son partidarios de medidas más drásticas, lo cual desmiente la tesis que dice que la sociedad está cansada de confinamientos y restricciones. No toda, ni mucho menos. No solo está dispuesta a aceptar más dureza, sino que la pide. Y el dato más sorprendente es que solo un modestísimo 2,1 por ciento, porcentaje insignificante, está contra las “medidas que limiten las libertades”. Esto es como resucitar casi un siglo después el famoso interrogante de Giner de los Ríos: “¿Libertad para qué?” Si es para perder la salud, se renuncia a ella. Escandalícense los liberales, pero esa es, o esa parece, la realidad de España: de nada sirven los grandes valores, empezando por las libertades y los derechos, si su defensa facilita el contagio y pone en riesgo el valor que vuelve a ser supremo, que es la salud. Estudien estos datos los analistas políticos y el gobierno: los autonómicos y el nacional.