Opinión

De máquina a máquina

Fernando Ónega
Fernando Ónega

Miércoles 2 de febrero de 2022

2 minutos

 

Queda claro que los mayores están (estamos) cabreados con los bancos. Cada edición de este diario confirma ese estado de opinión. Si hubiera que resumir en una sola aspiración el deseo de los ciudadanos, probablemente sea este: que vuelva la atención personal; que los mayores, que son personas, encuentren en su entidad otra persona que les escuche, les atienda y les solucione. Pero me estoy preguntando: ¿no hay más instituciones y organismos que se han convertido también en máquinas? Pienso en la Seguridad Social, cuyos servicios el mayor necesita casi a diario. Pruebe a pedir hora de consulta en el ambulatorio: lo tiene que hacer comunicando con una máquina que no es que lo trate con frialdad; es que le trata como a otra máquina. Es rígida. Es inflexible. No hay diálogo. El teléfono directo del centro de salud no contesta. Pruebe a hacer otro tipo de gestiones administrativas: nuevamente la máquina. Algo tan serio como el cuidado de la salud se ha mecanizado. Y hablamos de un servicio público; del más esencial de los servicios públicos, que debiera estar atendido por personas. Entre otras razones, porque los pagamos todos. Son nuestros empleados.