El sábado dijo el general presidente a las tropas todavía acuarteladas que estamos “a un paso de la victoria”. El domingo comunicó a los coroneles que algunas comunidades podrán salir del estado de alarma antes del plazo previsto. Como muestra de que el campo de batalla está ya preparado para acciones de paz, anunció que dejaremos entrar a los turistas en julio y se recupera la Liga de Fútbol, con un atracón de 110 partidos en mes y medio. Hoy, el Gobierno se gastó una pasta en ocupar las portadas de los periódicos de papel con este anuncio: “Salimos más fuertes”. No sé qué opinarán de esa fortaleza los familiares de los casi 30.000 fallecidos, los supervivientes que quedan con secuelas, los que perdieron su empleo, los que buscan comida en la caridad, pero ese es el mensaje: victoria, fuera alarma, fortaleza. Frente a las caceroladas, frente a chascos como el de Bildu, el Gobierno lanza otro decreto: el que obliga a poner buena cara. Operación optimismo, le podríamos llamar. Lo bueno que tiene este decreto es que no necesita el voto de Bildu ni el apoyo de Rufián.