Opinión

Una increíble ética de trabajo

Fernando Ónega
Fernando Ónega

Foto: Australian Open

Lunes 31 de enero de 2022

2 minutos

 

El partido duró más de cinco horas. Para soportar eso hay que tener un poderío físico fuera de lo común. Para reponerse de los dos primeros sets perdidos hay que tener una capacidad de reacción y de control mental que yo no consigo imaginar. Y para hacerlo con excepcional calidad, hay que rozar la categoría de superhombre. Todo eso se ha visto ayer en el abierto de Australia. El héroe de la jornada y de todo el campeonato es un ciudadano español llamado Rafa Nadal. Lleva 17 años siendo el mejor deportista de este país y uno de los mejores del mundo; 17 años emocionándonos, engrandeciendo el deporte, llevando el nombre de España por todo el planeta y siendo un modelo ético, de esfuerzo y de superación para varias generaciones. Para valorar debidamente su hazaña de ayer, hay que recoger sus palabras: hace mes y medio pensaba que sus lesiones no le permitirán volver a jugar. Pero se sobrepuso, como otras veces en su vida, como después de los dos primeros sets de ayer, y sacó fuerzas de flaqueza no solo para seguir, sino para ponerse a pensar en el próximo “open” de Australia. Hoy los medios informativos lo proclaman el mejor deportista de la historia. Su tantas veces competidor Roger Federer elogió su “increíble ética de trabajo”. Por esa ética creo que no es injusto proclamarlo nuestro último héroe nacional.