Pilar Cernuda

Jueves 21 de mayo de 2020

2 minutos

 

La maldita pandemia no ha dejado los bolsillos, ni las ganas, con tanta euforia como para ir pensando en las vacaciones de verano, que siempre se identifican con unos días de viaje para conocer nuevos mundos, pasar unas semanas en el pueblo de siempre o un destino de playa o montaña de tipo tradicional. Diferentes modelos con un mismo objetivo: cambiar de aires, descansar  yhacer lo que no se suele hacer o con lo que sueñas el resto del año.

Hay un asunto que siempre me ha llamado la atención: los viajes de los mayores. Es habitual que en vacaciones los abuelos disfruten de hijos y nietos, con frecuencia en la casa familiar que conservan los mayores. Pero cuando falta el abuelo, los hijos tienen otros planes y los nietos se buscan la vida. Es muy frecuente que las abuelas viudas formen un grupo con más viudas, solteras y, a veces, alguna casada que preparan durante todo el año. Y no solo en verano, sino en invierno o primavera.

Se apuntan a cualquier plan que suponga coger carretera y manta, o vuelo y manta, o un crucero, y se van un grupo de amigas por ahí con la primera excusa que se presente. Conocer San Sebastián o Mérida. Si se puede gastar un poco más de dinerillo preparan ver una exposición en Paris, los Lugares Santos en Israel, los mercadillos de Navidad en Centroeuropa o unos días en Granada para ver la Alhambra. Y aún más: esas mujeres mayores, pero que no por eso dejan de sentir curiosidad y ganas de ver mundo, es habitual que dediquen un día o dos al mes para ver juntas una exposición o un monumento histórico con un guía que las acompaña siempre y les busca lo más interesante. O  invitan a alguien relevante que les ofrezca  en casa de una de ellas una conferencia seguida de coloquio.

¿Por qué son tantas las mujeres mayores que se niegan a encerrarse cuando cumplen años, y tan pocos los hombres –por no decir ninguno– con iniciativa para preparar un viaje con otros hombres, ir juntos al teatro cada cierto tiempo o a visitar los rincones menos conocidos de su ciudad y no por eso faltos de interés? Es como si fueran incapaces de moverse sin su mujer al lado.