Pilar Cernuda

Lunes 11 de noviembre de 2019

ACTUALIZADO: Lunes 11 de noviembre de 2019 a las 10:23H

3 minutos

No se les va de la boca la palabra renovación, mencionan con desdén la palabra experiencia y a muchos de ellos la palabra Transición les provoca una sonrisa sarcástica. Se ponen de los nervios cuando se les explica que gracias a aquella gente de la Transición que dio el do de pecho recuperamos la libertad perdida y paseamos por el mundo con la cabeza bien alta después de cuatro décadas en las que nos miraban con desprecio. O con pena.

Lo ocurrido el 10-N se veía venir. Estas elecciones, como las de abril, han demostrado que la renovación solo es útil si se acompaña de la experiencia. El PSOE de Sánchez se ha llevado un palo importante porque el actual presidente ha mirado por encima del hombro a los socialistas del felipismo y aquella manera de hacer política. Error que cometió Casado cuando ganó las primarias del PP, y que se apresuró a corregir llamando a su vera a personas a las que había ninguneado. Buscó candidatos con curriculum de gestión, en lugar de novatos sin más bagaje que ser amigo de o familia de. Casado ha tenido un éxito importante, deslucido porque los sondeos le auguraban la apoteosis y no ha sido tanto. Además, el rechazo a la clase política actual ha puesto en las alturas a Vox, que le restó votos. Es Vox  un partido que preocupa, por no decir que atemoriza, a quienes defienden con uñas y dientes la Constitución y la ley, y se hacen cruces con algunas de las propuestas de Abascal. Suenan bien… pero son inconstitucionales, aunque se guarda de decirlo.

Estas elecciones han tenido resultado inquietante. Sigue el bloqueo y se debilita el actual gobierno, pero la oposición no suma suficiente para relevarlo. Ciudadanos, que podía ser un gran partido bisagra, se ha quedado en nada por culpa de la incompetencia y la banalidad de Albert Rivera, convertido en rey del bandazo y perdedor por tanto de las urnas.

Solo cabe una salida: que Sánchez y Casado se sienten en torno a una mesa y no se les permita levantarse hasta que lleguen a un acuerdo de investidura en condiciones y con condiciones. Y que después pase el PP a la oposición, para no abrasarse en una coalición y para atar en corto al gobierno. Después, ya se verá.  Si Sánchez no cumple, moción de censura. Y si cumple, el éxito será suyo y de quien le permitió gobernar bajo estricto control.