Fernando Ónega

Lunes 13 de diciembre de 2021

2 minutos

 

Un estudio de la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios) dice que los precios de alimentación que analizó subieron un 8 por ciento. Es decir, que la comida subió mucho más que la media del índice de precios al consumo. Ahora nos queda una duda: saber si ese incremento se debe solo a la Navidad o es, como también se dice, una consecuencia del precio de la luz y de las dificultades de aprovisionamiento. No soy economista, pero sí cliente del supermercado y me permito tres consideraciones. Primera: descarto que la carestía de la comida tenga algo que ver con el aprovisionamiento porque, hasta donde sé, ni las patatas, ni la ternera ni el arroz vienen de China como las camisas o las zapatillas deportivas. Segunda: si la culpa es de la Navidad, no pasa nada grave. Muerto el perro se acabó la rabia y, pasadas estas fiestas los precios volverán a su cauce, aunque en esta materia no está demostrado que lo que sube vuelva a bajar. Peor sería que el precio de la luz ya esté repercutiendo en la cesta de la compra. Como sea así, démonos por fastidiados: todas las subidas han venido para quedarse por tiempo indefinido. Contad con ello, ahora que estáis a tiempo de no tirar la casa por la ventana. Y a todo esto, nada de lo que ha subido ha llegado al agricultor.