Opinión

No esperes a tener sed

Ramón Sánchez-Ocaña
Ramón Sánchez-Ocaña

Viernes 6 de marzo de 2020

4 minutos

Cometemos el error de beber solo cuando tenemos sed. Y no somos conscientes de que precisamente la sed que nos reclama líquidos es ya una señal de urgencia. Nuestro equilibrio hídrico exige que, especialmente mayores y niños, tengamos un especial cuidado. Solo con que el cuerpo pierda un 1 % de líquido ya reclama beber. Si se pierde el 2% se reduce el rendimiento. En circunstancias normales necesitamos entre litro y medio y dos litros de líquido al día. Pero no se olvide la regla básica: todo líquido eliminado debe ser repuesto.

Puede parecer que la pérdida de agua, que la deshidratación, es algo raro en el mundo de hoy. Y no es tanto. Unas temperaturas un poco altas, una diarrea o una excesiva sudoración podrían ser suficientes. Los problemas de la deshidratación no provienen tanto de la pérdida de líquidos, como de las sales que contienen. Y por eso, precisamente por la pérdida de sodio y de potasio, se inician los desequilibrios del organismo. Y uno de los primeros en sentirlo es el corazón.

En los niños

La deshidratación adquiere especial relevancia en los niños. Cuanto más pequeño es, más peligro de deshidratación hay, porque más frágil es el equilibrio establecido. Además debe saberse que en solo 12 o 14 horas, un niño pequeño puede tener síntomas de deshidratación. En los bebés debe vigilarse la orina: si ingiere suficiente leche y está seis u ocho horas sin orinar, puede ser ya un primer aviso. La cara del niño va a reflejar inmediatamente la situación. Ojos hundidos y sequedad de boca, serán los primeros signos alarmantes.

Si es muy pequeño, la fontanela hundida puede ser otro síntoma.

A un niño con síntomas de deshidratación no le de nunca leche entera o desnatada sin diluir en agua. La leche tiene demasiadas sales para que pueda tolerarlas en estas circunstancias. La deshidratación en un niño pequeño es una urgencia. Téngalo en cuenta.

Atención a los mayores 

Como se puso de manifiesto en un congreso médico, “el 10 % de las consultas de urgencia en personas mayores se relaciona con problemas de deshidratación”. De ahí que haya que “vigilar y estimular la ingesta de líquidos” de los mayores.

Una de las recomendaciones de los especialistas es que debemos de mantener nuestro nivel de hidratación a lo largo de la jornada, sin esperar a tener sed, porque ese equilibrio es esencial para el mantenimiento de nuestras funciones físicas y cognitivas.

Y algo en lo que no suele repararse: la bebida para hidratarse no debe contener nada de alcohol. Porque el alcohol inhibe la hormona antidiurética, de manera que acelerará la pérdida de agua por la mayor producción de orina.

El mayor además, no tiene la sensación de sed que tienen los más jóvenes. Deben acostumbrarse a ingerir líquidos.