Opinión

No sobrevalore a sus hijos; no crecerán en autoestima y sí en narcisismo

Ramón Sánchez-Ocaña
Ramón Sánchez-Ocaña

Foto: Bigstock

Lunes 23 de agosto de 2021

4 minutos

Muchas veces hablamos de la necesaria autoestima y lo conveniente que es para defenderse en la vida. Es importante saberse único e irrepetible y que aunque se fracase en algunos aspectos, hay otros en los que se logra el éxito. Pero resulta que esa autoestima que se fomenta desde niño, proviene de la calidez y del cariño que los padres han mostrado en sus primeras etapas. Y no de sobrevalorar todo lo que el niño hace.

Con la mejor intención

Ciertamente, muchos padres y sobre todo madres, tienden a exagerar las posibilidades y las facultades del niño, creyendo que así, con la mejor intención, son capaces de fomentar su autoestima. Y sin embargo, los científicos les han arrojado un jarro de agua fría. Sobrevalorar lo único que les hace es aumentar la egolatría y el narcisismo.

Un curioso estudio

Estas afirmaciones parten de un interesante trabajo de la Universidad de Ámsterdam que se basó en el análisis de 565 niños de entre 7 y 11 años de edad y de sus padres. Tenían que someterse cada seis meses a una encuesta con determinados datos que serían la base del estudio. Por ejemplo: “¿Está de acuerdo con la afirmación: mi hijo es un ejemplo para otros niños?”. Los psicólogos llegaron a la conclusión de que los niños que tenían una autoestima alta pensaban que eran tan buenos como los demás. Sin embargo, los niños narcisistas (por exceso de sobrevaloración paterna) pensaban que eran mejores que los demás.

No compare

Uno de los problemas más claros que llevan a la sobrevaloración y por tanto al narcisismo es que los padres para halagar y creer que así aumenta la autoestima de los pequeños, tienden a compararlos con los demás. Eso es, según los expertos, un gran error. Al niño se le debe valorar por sí mismo, y no en relación a los otros. Porque eso les lleva a creerse superiores y a pensar que tienen más derechos o privilegios que los demás niños. Lo importante es el trato afectuoso que les hace sentirse que son válidos por sí mismos.

Un narcisismo “normal”

También debemos de ser conscientes de que todo niño es un poco narcisista, porque en el fondo, él se siente, sobre todo en las primeras etapas, “único”. El niño necesita sentirse el centro de atención. Y cuando no lo es, procura serlo con llamadas o con esa actitud tan frecuente de “mira lo que hago”. Es habitual que ese mismo niño sueñe con que va a ser el amo del mundo, o que será el científico más reconocido. Pero con el tiempo será consciente de la realidad y sobre todo, va a aprender que siempre se depende de algo y de alguien y va a aceptar esa situación.

El peligro

Quizá no seamos conscientes de lo que puede suponer una personalidad ególatra o narcisista. Baste decir que quien tiene esa personalidad –sea niño o no– suele creer que merece un trato diferenciado o por menos especial. Y si no lo percibe como tal, aparte de una frustración inicial, suele reaccionar de manera agresiva. Y eso que en la infancia puede parecer que no tiene mayor importancia, es la semilla que florecerá cuando sea adulto. Si el niño normal acepta que vive en un entorno, el narcisista cree que ese entorno está a “su servicio”.

Qué hacer

Sin duda, procurar su autoestima que se logra con cercanía, con trato afable y cordial y sobre todo con afecto real. Un niño que se siente querido, tiene autoestima por ser querido, no por decirle que es el mejor.

Alabar lo que hace bien, destacar sus logros es bueno y correcto. Pero sin olvidar los fallos, que debe haberlos. Y que el niño comprenda y sepa desde pequeño que no todo ha de salir bien, pero que intentándolo una y otra vez y poniendo esfuerzo y cuidado, se logra.