Opinión

Telómeros, la "nueva" edad

Ramón Sánchez-Ocaña
Ramón Sánchez-Ocaña

Martes 5 de noviembre de 2019

ACTUALIZADO: Lunes 13 de julio de 2020 a las 11:19H

3 minutos

Dentro de unos años, no muchos, el diálogo al ver a un amigo, se puede transformar en algo muchísimo más técnico. Por ejemplo:

"-¿Cómo estás?- ¿Cuánto miden tus telómeros?

-Estoy encantado. La mayoría están sobrados... Mi edad biológica es de 20 años menos de los que tengo..."

Los telómeros van a ser los protagonistas de nuestro futuro. Como es sabido, nuestros genes están empaquetados en los cromosomas, que en su extremo tienen una especie de capuchón, (como el que guarda la punta del bolígrafo...) que son los telómeros. Pues bien, esos telómeros se van desgastando cada vez que las células se dividen. Y es una medida del envejecimiento. Los telómeros disponen de una enzima, la telomerasa que los mantiene activos y eficaces. Pero se ha comprobado que esos telómeros van disminuyendo de tamaño según el número de divisiones de la célula. Ni la enzima, ni el telómero pueden ir más allá de lo que resista ante las divisiones. Llega un momento en que el telómero es tan corto y la enzima tan ineficaz que es cuando la célula decide eso que se llama apoptosis y que no es otra cosa que el suicidio programado. Eso ocurre de manera constante. Y por eso envejecemos. Pero lo que se ha descubierto –y que como es lógico acapara gran parte de la investigación– es que hay células que no cumplen esa regla y no tienen ese limite de división: son precisamente, las células cancerosas.

Pero lo interesante es que si conocemos cómo están nuestros telómeros, podremos saber cual es nuestra edad biológica y por tanto tener una idea aproximada de cuánto más va a dar de si nuestra vida. Aunque son muchos los factores que intervienen y la longitud de los telómeros puede ser solo un indicativo.

La telomerasa se evidencia como la sustancia que reaviva los telómeros, la que les da vida y facultad para que las células se dividan. Por tanto, actuar sobre la telomerasa podría tener dos objetivos fascinantes: por un lado permitiría luchar contra el envejecimiento. Y por otro, podría detener la división alterada y anárquica de las células cancerosas.

¿Demasiado bonito para ser verdad?. La investigación avanza en ese sentido.